Cuento de navidad:

En un pequeño pueblo muy lejano, rodeado de montes nevados, la noche del 24 de diciembre siempre tenía un aroma especial. Era como si el aire mismo conspirara para traer recuerdos envueltos en fragancias: el dulzor de las galletas recién horneadas, la frescura de los pinos adornados, y un leve toque especiado que parecía surgir de un sueño.

Esa Nochebuena, una joven que vivía en el corazón del pueblo, buscaba algo especial para regalar. Parecia que el tiempo pasaba y no encontraba nada que le gustase. En el último minuto, entró en una pequeña tienda cuya entrada estaba iluminada por una luz cálida, unos escaparates llenos de frascos de diferentes tamaños, diseños y colores. Un cartel en lo alto de la puerta de entrada decía: “Los aromas cuentan historias”.